sábado, 15 de diciembre de 2007


















todavía hoy, en las tierras de Carewall, relatan todos aquel viaje. Cada uno a su manera. Todos sin haberlo visto nunca. Pero no importa. No dejarán, nunca de relatarlo. Para que nadie pueda olvidar lo hermoso que sería si, para cada mar que nos espera, hubiera un río para nosotros. Y alguien -un padre, un amor, alguien- capaz de cogernos de la mano y de encontrar ese río - imaginarlo, inventarlo- y de depositarnos sobre su corriente, con la ligereza de una sola palabra, adiós. Eso en verdad sería maravilloso. Sería dulce la vida, cualquier vida.





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